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miércoles, 26 de noviembre de 2008

EL VUELO DE LAS MARIPOSAS

25 de noviembre "Día de la no violencia hacia las mujeres"
por Lucía García*

Era julio de 1981 cuando en Bogotá, Colombia se realizaba el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Las dominicanas Magalí Pineda y Angela Hernández, casi al finalizar el plenario de cierre, hicieron una moción: declarar el 25 de noviembre, como el "Día Internacional de la No Violencia Contra las Mujeres", en memoria de las hermanas Mirabal, asesinadas por la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, el 25 de noviembre de 1960.
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal eran integrantes del Movimiento Revolucionario 14 de junio. El nombre era un homenaje a la fecha del desembarco guerrillero del año 1959 contra la tiranía trujillista, que hizo temblar los cimientos del régimen. La organización clandestina nucleaba a jóvenes que habían decidido pasar a la acción para acabar con una dictadura que pronto cumpliría 30 años.
Las hermanas habían nacido en Ojo de Agua, en Salcedo, provenían de una familia de comerciantes. La primera en nacer fue Patria Mercedes, el 27 de febrero de 1924, poco antes de que las tropas interventoras de Estados Unidos abandonaran República Dominicana, la segunda María Argentina Minerva, nació el 13 de marzo de 1926, y la tercera, Antonia María Teresa, el 15 de octubre de 1935. En 1938, Patria, Minerva y otra hermana, Bélgica Adela, nacida el 2 de marzo de 1925 fueron enviadas a estudiar al colegio Inmaculada Concepción, en La Vega.
Cuenta la historia que en junio de 1949, Minerva y sus padres, invitados por las máximas autoridades de su provincia, asistieron a una fiesta en Santiago en el Palacio de la Gobernación en honor al dictador Trujillo. El dictador conoció a Minerva y se interesó en ella. Las invitaciones a la familia Mirabal se repetían, y los desaires de Minerva también. Enrique Mirabal, su padre, por "consejos" del gobernador de Moca había enviado un telegrama al tirano excusándose de la ausencia de su familia por "motivos de salud", días después fue detenido y conducido a la cárcel. Poco más tarde, su hija también fue presa junto a varias de sus amigas: Enma Rodríguez, Violeta Martínez y Brunilda Soñé. Todas las prisioneras fueron investigadas sobre las supuestas relaciones de Minerva con miembros del Partido Socialista Popular, y particularmente, con el dirigente comunista Pericles Franco.
A partir de ese momento, fue montado sobre la familia Mirabal, y particularmente sobre Minerva, - la Mariposa en la jerga clandestina - y sus contactos, un implacable espionaje, y Trujillo en persona era informado permanentemente sobre todas sus actividades.
Los últimos años de la década del cincuenta fueron de agitación social en Latinoamérica, la caída del dictador colombiano Rojas Pinalla; más tarde, la del venezolano Pérez Jiménez y en 1959 la huida de Cuba del dictador Batista, tras el triunfo revolucionario de Fidel Castro, no sólo abrieron nuevos caminos en esos países, sino que contagiaron la esperanza de cambios profundos en todo el continente.
República Dominicana no fue la excepción. En enero de 1959 en una reunión familiar en la que estaban presentes Minerva, Manolo Tavares Justo –su marido-, María Teresa, Leandro Guzmán y otras personas, mientras analizaban la situación política del Caribe, particularmente la cubana después del triunfo de Castro, Minerva planteó por primera vez la posibilidad de organizar un movimiento para derrocar a Trujillo. La iniciativa prendió en la voluntad de los presentes y acordaron ese día iniciar los contactos para sumar adeptos de todo el país.
La expedición armada del 14 de junio, proveniente de Cuba, a pesar de haber sido reprimida por la dictadura, sembró la rebelión en la conciencia de esos jóvenes, que se reunieron en asamblea constitutiva en Mao el 10 de enero de 1960, en la Hacienda de Conrado Bogaert, y adoptaron como nombre el de la fecha de esa expedición. En esa asamblea clandestina había delegados de todo el país, y sólo dos mujeres, Minerva y Dulce María Tejada Gómez. Sin embargo, para presidir la Agrupación 14 de junio fue elegido Manolo Tavares Justo, Presidente, Pipe Faxas, Secretario General y el ingeniero Leandro Guzmán, como tesorero.
La reunión llegó a oídos de la inteligencia de la dictadura y comenzaron las detenciones. Manolo, Minerva, María Teresa, y su esposo Leandro Guzmán y también Pedro González. A fines de enero más de cien integrantes del 14 de junio habían caído presos. Fueron torturados y varios, asesinados.
Simultáneamente junto a Minerva, fueron encarceladas otras mujeres: Ing. Tomasina Cabral, Dra. Fe Violeta Ortega, Miriam Morales y la Dra. Asela Morel. La presión obligó a Trujillo a poner en libertad a las mujeres detenidas, el 7 de febrero de 1960, y en los meses siguientes a decenas de jóvenes varones. Sin embargo, el Dr. Tavares Justo, Leandro Guzmán, Pedro González, y los demás dirigentes quedaron detenidos. Meses después, Trujillo ordenó el asesinato de Rómulo Betancourt, Presidente de Venezuela; y el 18 de mayo, Minerva y María Teresa, fueron de nuevo encerradas, y sometidas a la justicia por "atentar contra la seguridad del Estado" y condenadas a cinco años de prisión.
En la última visita que hicieron a Manolo y Leandro, las hermanas Mirabal comentaron a sus maridos los rumores que circulaban en Salcedo sobre la posibilidad de que sufrieran un "accidente", un clásico del trujillismo cuando pretendía ocultar un crimen.
La orden de asesinar a las hermanas Mirabal ya había sido cursada, y en Puerto Plata se encontraban los ejecutores: Ciríaco de la Rosa, Ramón Emilio Rojas Lora, Alfonso Cruz Valerio, y Emilio Estraba Malleta, todos miembros de Servicio de Inteligencia Militar. El último, de origen cubano, había realizado esa misma tarea en la dictadura de Fulgencio Batista.
Cuando las hermanas Mirabal abandonaban Puerto Plata rumbo a su hogar, fueron detenidas por un vehículo que interceptó el jeep que las conducía. Introducidas a empujones al carro de los matones, y llevadas a un lugar previamente escogido en la carretera bordeaba por un precipicio, fueron brutalmente asesinadas y luego introducidas en el jeep que fue arrojado al abismo. El cruel asesinato nunca pasó por accidente.
La historia dominicana las rescata como heroínas, en diferentes versiones. Las unas como mujeres a las que el destino les guardaba un lugar de mártires; las otras como luchadoras de vanguardia en un mundo de hombres.
La tarde del 30 de mayo de 1961 cuando el general, que se enorgullecía de ser el "primer anticomunista de América", realizaba su habitual itinerario hacia la residencia La Caoba en San Cristóbal, tres coches a bordo de un grupo de militares y civiles emboscó al vehículo presidencial, lo interceptó y ultimó a balazos al jefe del régimen represivo. Pedro Livio Cedeño, Salvador Estrella Sadahlá, Antonio de la Maza, Luis Amiama Tió, Juan Tomás Díaz, Huáscar Tejeda, Roberto Pastoriza y Antonio Imbert Barreras, ajusticiaron al genocida.
Para entonces las cárceles estaban repletas de presos políticos que eran torturados, y Trujillo era propietario del treinta por ciento de la tierra cultivable del país.
"Sólo tengo dos enemigos importantes: la Iglesia y las hermanas Mirabal", había dicho un año antes de morir el propio dictador.

*Lucía García es periodista y coordinadora junto a Ana Maldonado y Lohana Berkins del Seminario "Género: medios de comunicación y subjetividad" en la UPMPM.

1 comentario:

jose guadalupe dijo...

Soy de MÉXICO, no había escuchado la historia de las hermanas Mirabal pero al ver la película y leer más sobre ellas, estoy muy orgulloso por ellas que en paz descancen...viva las mariposas