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sábado, 9 de agosto de 2008

CULTURA Y LENGUA

Autora: MARTHA ALICIA LOMBARDELLI
Año: 2006-2007
A partir del texto de Rodolfo Kusch, investigamos el tipo de relación que nuestros alumnos de la materia Teoría de la Práctica Artistica podían implementar exitosamente en sus experiencias de trabajos en los barrios. Dicho trabajo constituye una síntesis de los principales núcleos temáticos desarrollados en las clases y puestos en acción en la comunidad. Conociéndolos, el alumno contaría con un soporte teórico –entre otros- que favorecería la generación de relaciones intersubjetivas en las distintas instituciones elegidas para implementar el trabajo de extensión: escuelas de distintos niveles y ONGs. La modalidad de trabajo de extensión ya tenía varios años de implementarse -gracias a una feliz idea de la profesora Titular de la cátedra, Lic. Mónica Caballero, constituyendo una experiencia valiosa para los alumnos.
Esto posibilitó que se llenaran los requisitos para concursar en el Programa lanzado por Ministerio de Educación de la Nación, a través de la secretaría de Políticas Educativas, y culminar en el concurso ganado y subsidiado, -más de una vez- por dicho programa del voluntariado. La actividad se implementó y se conoció con el nombre “LOS ARTISTAS VAN A LOS BARRIOS”

Palabras claves:
Lengua- habla - cultura- discurso - antidiscurso

Algunos conceptos introductorios que facilitan la compresión del tema:

Por “estructuralismo” comenzó a entenderse en lingüística un cuerpo de doctrina y método que, además de la noción de estructura y sistema aplicados al lenguaje y al principio formalista, se apoyaban en los siguientes postulados fundamentales:
a) en el estudio del lenguaje debe distinguirse la norma colectiva (“lengua”) del acto individual (“habla”);
b) también debe separarse el estudio de un estado de lengua (“sincronía”) del de los procesos evolutivos (“diacronía”);
c) igualmente hay que tener presente la distinción entre lo que es la manifestación fónica de un signo lingüístico (“significante”) y el contenido semántico de éste (“significado”).

Cultura y lengua
Vamos a ir analizando el pensamiento de Rodolfo Kusch para llegar a entender la relación que establece entre la cultura y la lengua.
Kusch se pregunta:

¿Existe una cultura americana? para responder a esta pregunta podríamos seguir la vía de la investigación científica.
Desde una determinada ciencia podríamos intentar averiguar si existe algo así como una cultura diferente a otras culturas.
Si seguimos el camino de la investigación científica, surgen nuevas preguntas. Sabemos que las ciencias son especializaciones.

• ¿qué significa afirmar que las ciencias son especializaciones? Pues que necesitan recortar la realidad para abordarla, recortan un aspecto del todo;

• ¿qué ciencia debemos elegir? ¿qué criterio aplicar para elegir una ciencia?

• ¿Podría ser la lingüística, la sociología, la antropología o la historia?

• ¿Además, tiene que ser necesariamente una ciencia? ¿ o más de una ciencia?

• Kusch dice “cada ciencia se constituye construyendo su propio objeto.”

• ¿Qué quiere decir construir su propio objeto?

• ¿Cómo opera la ciencia? ¿que significa decir ésto?

Más allá del lo que proyectamos como objeto de conocimiento, está la ´cosa en sí´ -dirá Kant-; ´lo transobjetivo´ -dirá Nicolai Hartmann. Con estas categorías se están refiriendo a aquello que no podemos convertir en objeto de conocimiento. Kusch aludirá a “lo que nos trasciende” y que cualquier pregunta que interrogue por esta ámbito recibirá la respuesta de su cultura.
Esto hace que, justamente a partir de los aportes del filósofo Kant, no tenga respuesta en el ámbito de la ciencia. Pero, por estar presente en la cultura, impregna todo los discursos de los sujetos existenciales; los hablantes.
Es lo que el autor definirá como el antidiscurso, aquello que le da sentido a los sujetos culturales. Lo no dicho en el discurso pero que todos ya sabemos.

Volviendo a la ciencia: enumeremos algunas de las características propias de ellas ciencias siguiendo la descripción del epistemólogo argentino Mario Bunge en su libro La ciencia, sú método y su filosofía.
1. El conocimiento científico es fáctico: parte de los hechos los respeta hasta cierto punto, y siempre vuelve a ellos.
( sin embargo: ) “las ciencias fácticas tienen que mirar las cosas y, siempre que les sea posible, deben procurar cambiarlas deliberadamente para intentar descubrir en qué medida sus hipótesis se adecuan a los hechos.”

2. No siempre es posible, ni siquiera deseable, respetar enteramente los hechos cuando se los analiza, y no hay ciencia sin análisis, aun cuando el análisis no sea sino un medio para la reconstrucción final de los todos.
Ningún científico aprehende su objeto tal como es, sino tal como queda modificado por sus propias operaciones.

1) Una consecuencia del enfoque analítico es la especialización. Como la especialización tiende a estrechar la visión del científico individual, dice Mario Bunge -con cierto humor-, que el único remedio que ha resultado eficaz contra la unilateralidad, es una dosis de filosofía
2) Después de leer lo anterior vamos comprendiendo por qué dice Kusch que la ciencia no nos sirve para contestar aquella pregunta.
3) La ciencia no piensa –afirmaba Martín Heidegger sin querer ofender a los científicos. La ciencia opera: pone ante sí aquello que puede convertir en objeto de conocimiento.
4) Además, dice Rodolfo Kusch, la ciencia conlleva la praxis de ella misma; su utilización, su aflicción, su operatividad.
5) ¿Qué quiere decir con esto? Que la ciencia no nace en el vacío; tampoco opera sin un objetivo determinado. Leemos: “la ciencia como determinación de objetos, como descubrimiento de leyes del universo (Kant), es un hallazgo de Occidente dentro de un proyecto político del propio Occidente.”

Recordemos el concepto de pro-yecto que analizara Casalla y que, ahora nos va a servir acá perfectamente para entender cómo una forma simbólica como la ciencia, no es ajena y responde, en su modalidad, a la cultura que la engendra.
La situación es proyecto: alude, por un lado, a lo que es, a lo que está, por otro, a lo que es necesario hacer nacer, -como nuevo- en lugar de lo dado.
yecto : lo dado, arrojado.
pro : forma prefija, de pro, hacia adelante, en lugar
de, en vez de, etc.

La necesidad del conocimiento nace del proyecto y no a la inversa y el proyecto nace de una visión totalizadora, que tenga presente la totalidad cultural; de un pensar que trasciende el pensar de cálculo propio de la ciencia.
Por lo tanto, la ciencia que conocemos, la ciencia de Occidente, nació de un proyecto que –tal vez- no coincida con el proyecto nuestro.
De hecho, no coincidió, y es a partir de esa tesis que Rodolfo Kusch nos invita a reflexionar. La filosofía –dice Kusch- da una visión totalizadora porque ella piensa aquello que gravita en los problemas que nos afectan. . Es a partir de ese pensamiento que Kusch considera que aún no está dada la ciencia que explique nuestra realidad latinoamericana.

Ejemplo:
El intento de querer conocer la cultura aymará a partir de un estudio de la lengua aymará. Desde la lingúística (especialidad científica) se podría conocer la estructura de esa lengua, pero -dice Kusch- es muy posible que desde ella, desde la ciencia -como la ciencia explica y predice-, sólo se pueda predecir su extinción. Teniendo en cuenta la relación entre la lengua y la cultura, estaríamos prediciendo la extinción de una cultura, la aymará.
Sin embargo, en la medida en que nos hacemos cargo del sentido que habita la lengua, nuestra conclusión inevitablemente será otra, porque estaremos hablando - ya no meramente de una lengua-, estaremos refiriéndonos a una cultura.
Me remito a lo que afirmaba Heidegger:
“En efecto, las palabras y el lenguaje no son, en absoluto, cápsulas en que las cosas se empaquetan para el comercio del que habla y escribe. para nosotros, las cosas sólo llegan a ser y son en la palabra, en el lenguaje”.

Nosotros podríamos agregar -para comprender eso del sentido- algo que encontramos en un texto que se considera destinado a los niños:
“- cuando yo uso una palabra –dijo Humpty Dumpty, en tono algo despectivo-, esa palabra significa exactamente lo que yo decidí que signifique... ni más ni menos.
Donde la afirmación nos remite a dos cosas simultáneamente: la palabra puebla el mundo de significados, por un lado; y, cuando una determinada cultura lo hace por encima de las otras, e impone sus significados, ejerce un poder de avasallamiento. Ejemplo: la conquista de América.

Benjamin Lee Whorff (1956) afirmaba que la lengua no es un sistema meramente reproductor para expresar ideas, sino que más bien es un conformador de ideas, un programa y guía para la actividad mental del individuo, para su análisis de las impresiones, para su síntesis del stock mental en circulación. el lenguaje, las palabras, albergan las maneras de entender las relaciones temporales y espaciales de una cultura e incluso las relaciones de causa a efecto.
Al analizar la metafísica de una comunidad hopi, encuentra clasificaciones ocultas, que funcionan subterráneamente en la lengua, y se sienten más que se comprenden. El autor denomina este tipo de clasificación criptotipo, al cual define como “un significado sumergido, sutil y elusivo que no corresponde a ninguna palabra real, pero que el análisis lingüístico muestra que es funcionalmente importante en la gramática.”

Lo que estos autores afirman nos remite al sentido de una cultura, y ésta remite a una estrategia política, la cual responde a un determinado estar. Lo que la cultura instala, la esencia de los ámbitos del hombre, de la historia, el arte, la poesía, el lenguaje, la naturaleza, el o los dioses, es inaccesible a las ciencias.
Cassirer llama pregnancia simbólica a la impotencia constitutiva –así la define-, que condena al pensamiento a no poder jamás intuir una cosa “objetivamente” sin integrarla de modo inmediato en un sentido. Observaba Cassirer que esa impotencia es el reverso de un inmenso poder: el de la presencia del sentido.
Las cosas son símbolos en tanto conservan la coherencia de la percepción, de la conceptualización, del juicio o del razonamiento mediante el sentido que las impregna.
Podemos agregar que también la coherencia de la representación artística nace del sentido que la impregna.
En este momento haremos un alto para diferenciar significación y sentido; para ello debemos distinguir: fin, estructura y valor:
Significación: cuando el sentido del objeto (o sea, lo delimitado como tal) es definible; hablamos de significación cuando el objeto (o sea, lo delimitado como tal) se relaciona con un fin o una estructura.

Objeto relacionado con un fin = Significación

Objeto relacionado con una estructura = Significación

Entendemos por sentido lo que carga al objeto con un plus que no es definible; cuando se relaciona al objeto ( o sea, lo que delimitamos como tal) con un valor.
Objeto + valor = sentido

Volviendo a lo que dice Rodolfo Kusch, predecir la extinción de un idioma conlleva la idea de que estamos hablando de una cultura que posee ese idioma, y que, por analogía con estudios realizados acerca de ciertos grupos étnicos, deducimos que es una cultura en extinción.
La extensión que adquiere la deducción al abarcar, no sólo el idioma, sino también la cultura, nace de la importancia de la lengua como lugar que alberga los sentidos de una cultura. Pensemos la gravedad que significa que un científico pronostique que una cultura está en vías de desaparecer.
Esto nos lleva al tema del sujeto cultural y el sujeto científico:
Estamos analizando algo, para ello nos ubicamos en el lugar del sujeto científico, pero, ¿cómo y cuando se constituyó este sujeto científico?
Habíamos dicho que, tanto el objeto de conocimiento como el sujeto de conocimiento, se constituyen en la relación de conocimiento.
Dice Rodolfo Kutch que, en la medida en que aún no hemos realizado la reflexión filosófica que nos de el sentido de lo que necesitamos como sujetos culturales, el lugar de sujeto científico que asumamos será el sujeto científico ya constituido por la cultura de Occidente. Incluso si apelamos a criterios provenientes de otras ciencias, como ser la sociología, la historia o la antropología para arribar a una conclusión, siempre estaremos asumiendo el lugar de no-sujeto cultural. ¿Por qué? Porque el sujeto científico se da inserto en una cultura. Además, porque sólo con criterios provenientes de las ciencias, es muy difícil poder afirmar algo acerca de una determinada cultura.
Kusch antepone a cualquier enfoque científico, la importancia de una reflexión filosófica acerca de la política que se da una comunidad en su intento de sobrevivir. Acá, la palabra política tiene el sentido que le dio como "estrategia para vivir”. ¿Por qué la necesidad de un pensar filosófico?
La apelación al pensamiento filosófico tiene su fundamento en que: el fin de la filosofía, como la religión y el arte, no es alejarse de lo público, de 'lo vulgar' hacia la zona de lo intelectual, lo exquisito sino buscar en lo común, en lo compartido, en 'lo profano' el sentido de lo cotidiano.
Lo científico supone la delimitación de un objeto, su descripción y el descubrimiento de sus leyes. A su vez, sabemos que el conocer tiene un sentido teleológico. No podemos pensar que el conocimiento científico sea por el conocimiento mismo. Se busca conocer para un fin determinado. Y lo que es más importante aún, el conocer no es independiente del hacer.

. En el caso de nuestra cultura, Kusch dice:
Antes de considerarnos sujetos científicos debemos plantearnos, desde la filosofía, en tanto pensar más abarcador que las ciencias: ¿por qué implementar una ciencia y no otra?
Debemos destacar que el sujeto científico determina objetos y eso siempre se hace desde un proyecto político. Lo que le planteamos a la ciencia es que necesita estar respaldada por un pensar totalitario, en el sentido de abarcador del todo, un pensar existencial.

Detrás del lenguaje está quien lo habla. El habla se da en un clima existencial. El habla hace referencia a un sentido que antes de hablar ya conocen aquellos que hablan un determinado lenguaje. Es un sentido compartido que trasciende lo que se dice. Recordemos los criptotipos de Whorff . Lo que se dice en un enunciado podría ser distinto a lo factual. El habla es infundada, no hay un fundamento dado. Se funda en el existente que lo habla y éste, en la cultura.

Dice Émile Benveniste:
"Lo que se puede decir, es lo que delimita y organiza lo que se puede pensar.
La lengua proporciona la configuración fundamental de las propiedades reconocidas por el espíritu a las cosas.
Ningún tipo de lengua puede él mismo y por sí mismo ni favorecer ni impedir la actividad del pensamiento. Pero la posibilidad del pensamiento está vinculada a la facultad del lenguaje, pues la lengua es una estructura informada de significación, y pensar es manejar los signos de la lengua." Cuando Aristóteles enuncia sus categorías:
substancia (algo es), cantidad, cualidad, relación,
lugar, tiempo, acción, pasión, posición, estado,
está enunciando la totalidad de los predicados que pueden afirmarse del ser. Lo cual quiere decir que está enunciando las categorías de la lengua en que piensa y con las cuales organiza la realidad.

Volviendo al texto de Kusch, leemos:
“por eso antes de hacer un trabajo lingüístico, a nivel científico, tendría que hacerse una ontología del lenguaje, es decir, una reflexión filosófica sobre el lenguaje mismo.
Se trata de ver a través del lenguaje qué pasa con el hombre que lo habla. Ahí el problema trasciende lo científico y abarca una totalidad”.

Cuando rastreamos el sentido de una cultura encontramos que en el proceso del habla hay siempre un referente anterior al acontecimiento; tiene que ver con el “estar”, con lo que “es costumbre”, con lo “yecto” que analiza Casalla cuando habla del proyecto.


Autores mencionados:

Aristóteles.
Benveniste, Émile.
Casalla, Mario.
Cassirer, Ernst.
Heidegger, Martín.
Kusch, Rodolfo.
Whorff, Benjamin Lee

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